Constituye un símbolo emblemático del balneario. Está enclavado sobre una punta rocosa, el Cabo Santa María. Alrededor suyo, nace el balneario. Su construcción no fué fácil, tiene una triste historia.
Allá por el año 1860, el Uruguay intentaba caminar hacia su edad adulta, entre tumbos institucionales, acosado por levantamientos y motines, por malhumores de caudillos, asonadas de militares y gobiernos que rara vez terminaban ilesos sus períodos. Toda su costa Atlántica configuraba una zona de arenas totalmente desérticas, algunos de cuyos puntos geográficos, los navegantes habían comenzado a identificar por sus formas rocosas o por la fauna que a veces encontraban: "Castillos", "Aguas Dulces", "Isla de la Paloma", "Isla de los Lobos", "Isla de las Gaviotas", "Punta del Este", "Punta de la Ballena". Casi no existían faros y quienes entraban al Río de la Plata luego de traspasar el océano, pagaban un altísimo costo de naufragios embistiendo a ciegas contra piedras desconocidas y bancos de arena de difícil localización.

Tanta trascendencia tuvo este trágico hecho que en 1869 se decide por ley la construcción de un faro en el Cabo Santa María, la punta más saliente del territorio luego de la cual, de acuerdo a delimitaciones caprichosas, comenzaba el Océano Atlántico.
El 30 de marzo de 1976 es declarado "Monumento Histórico Nacional".Al faro se lo puede visitar todos los sábados, domingos y feriados, de 16.30 a 18.30 horas. No se permite subir a los menores de 10 años. Cuenta con 143 escalones.

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